Durante décadas, el cuidado facial ha estado marcado por la acumulación: más productos, más pasos, más promesas. Pero hoy, en un contexto de sobreestimulación cutánea y consumidores saturados de información cosmética, surge una revolución silenciosa que propone lo contrario: parar, observar y actuar con estrategia. Así nace el skin cycling, o “ciclado de la piel”.